El viajero corporativo 3.0

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El business travel 1.0 tuvo su centro en la empresa y en una segunda fase se focalizó en el viajero. Inauguramos ahora la era del viajero corporativo 3.0

¿Recuerdan el Internet de los 90? No, no me refiero a esos interminables minutos de espera ni a esas conexiones telefónicas que dejaban aislados los domicilios mientras tratábamos de consultar algún dato. No; les hablo más bien de aquellas páginas de Internet de los 90; aquellas webs 1.0 que entonces creíamos el colmo de la modernidad a pesar de su estatismo y su pobre diseño.

La interactividad era, por aquel entonces, cuestión de un formulario cuya recepción y posterior respuesta exigía un acto de fe por parte del usuario. Todo se supeditaba a las limitaciones de nuevo medio. Estas eran grandes, aunque no tanto como unas posibilidades que comenzaron a cuajar con la llegada de la web 2.0.

La nueva fase sentó las bases de lo que hoy entendemos por Internet: colaboración, interacción, comunidad. Moría el usuario pasivo para dar paso a una nueva generación de internautas que participaban con su conocimiento, con sus opiniones y con su propio contenido en la expansión geométrica de la red de redes, materializada ahora en blogs, wikis, aplicaciones dinámicas, redes sociales…

Lo importante es la conectividad completa, los datos estructurados que puedan definir de mejor modo quién es el usuario y qué necesita.

Pero estamos ya inmersos en la tercera generación de Internet. La web 3.0 pretende lograr la accesibilidad completa con independencia del dispositivo que se utilice. Lo importante es la integración de las personas en redes, la conectividad completa, los datos estructurados que puedan definir de mejor modo quién es el usuario y qué necesita de esa gran comunidad de la que participamos individuos, empresas e instituciones…

Les cuento todo esto porque, visto con perspectiva, el business travel ha experimentado un recorrido parecido. Y es que, al principio, el viaje corporativo no era muy diferente de lo que eran las webs de los 90. Primaba la información estática y una política de viajes más o menos inmutable. El business travel 1.0 dependía en exceso de los procedimientos manuales, igual que la web 1.0 dependía de los formularios para hacer realidad una interactividad aún muy relativa. Y es que las primeras fases del viaje corporativo estaban centradas en la corporación de la misma manera que Internet estuvo en su día centrado en las empresas e instituciones que la impulsaron.

El business travel 2.0 ha desplazado el núcleo de interés al viajero corporativo, igual que los blogs y las redes sociales pusieron su foco en el internauta. Las herramientas de autorreserva, los procedimientos de aprobación y los servicios de consultoría aplicados al business travel dominan el panorama. Es también la era de las low cost aplicadas al viaje corporativo, de los perfiles de usuario integrados en la política, del imperio del online en los desplazamientos más sencillos…

Llega una nueva forma de entender la relación entre el viajero, la empresa y los diversos actores que intervienen en el viaje

Pero ahora que los terrenos del ocio y el negocio se solapan y que el panorama que afrontamos es infinitamente más complejo, entramos en el terreno del viajero corporativo 3.0, una nueva forma de entender la relación entre el viajero, la empresa y los muy diversos actores que intervienen en la cadena del viaje.

Por eso las opciones de viaje se multiplican en consonancia con los gustos y las necesidades de la persona. Y también por eso la clave está en controlar el proceso en el door to door (desde el domicilio o la oficina del viajero hasta el lugar exacto de la reunión) y en el end to end, es decir, automatizando al máximo los procedimientos desde el momento de la búsqueda hasta la gestión de los gastos de viaje. El dispositivo, como sucedía en la tercera generación web, es lo de menos: lo que importa es la conectividad total y el objetivo de un viaje verdaderamente personalizado.

Estamos, pues, ante una nueva fase que llega imparable. Y sus desafíos se resumen en un nuevo perfil: el ciudadano corporativo 3.0, alguien más capaz que nunca de tomar las riendas de su propio viaje, más conectado, más informado y, definitivamente, en el centro de este ecosistema que formamos todos.

Fernando-Cuesta

Fernando Cuesta
Director General de Amadeus España