ILSA inicia sus pruebas de alta velocidad ferroviaria en España

El operador ferroviario de alta velocidad ILSA ha iniciado el proceso de homologación en España de sus trenes ETR1000.

Las primeras pruebas se inician esta semana en la línea Figueras-Perpiñán. Poco después el tren continuará el proceso en las líneas Barcelona-Madrid, Madrid-Valencia y Madrid-Sevilla. En paralelo a las pruebas de ese primer modelo, ILSA prevé la llegada de otros dos trenes antes de final de año que también participarán en el proceso de homologación, en el contexto del despliegue planificado y progresivo de su flota: la única en España formada íntegramente por trenes nuevos.


«ILSA conectará Madrid y Barcelona con 16 frecuencias en cada sentido, con trenes cada hora»


ILSA espera iniciar sus operaciones durante el segundo semestre del año que viene. El objetivo es conseguir el 30% de cuota del mercado de la alta velocidad ferroviaria en España, compitiendo con Renfe y OUIGO.
En una primera fase conectará Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla, Zaragoza, Alicante, Córdoba y Málaga.
En el caso de la conexión Madrid-Barcelona, ILSA ofrecerá 16 frecuencias en cada sentido, con trenes cada hora.
Completada la primera fase, prevé abrir otras rutas en España, y, a medio plazo, explorar su internacionalización en Europa.

Inversión de 1.000 millones

La compañía, participada por accionistas de Air Nostrum y por Trenitalia, ha invertido 1.000 millones de euros en su flota inicial de trenes. Unos vehículos de última generación desarrollados por Hitachi Rail en colaboración con Bombardier Transportation (ahora grupo Alstom). Fabricados entre Italia y Trápaga (Bizkaia), el modelo ETR1000 será “el tren más rápido, sostenible y silencioso de Europa.”

Se trata de un modelo interoperable en distintos países europeos, mide 200 metros de largo, tiene capacidad para hasta 467 pasajeros y puede alcanzar velocidades comerciales de hasta 360 km/h.
Es además el primer tren de alta velocidad del mundo que ha obtenido una Declaración Ambiental de Producto (EDP) con información cuantificada y verificable sobre su impacto ambiental, de solo 28 gramos de CO2 por pasajero y kilómetro, y el 95% de sus materiales son reciclables.