Burbujas sanitarias como generadoras de confianza en el Business Travel
La movilidad en general continúa estando limitada y resultando difícil para cualquiera en cualquier ámbito, pero el transporte aéreo en particular se mantiene sujeto a innumerables condicionantes que van mucho más allá de la ya suficientemente probada garantía sanitaria que ofrece el interior de un avión durante el vuelo. Así las cosas, viajar en avión es en la actualidad todo un desafío.
Las consecuencias de la crisis económica provocada por la crisis sanitaria permiten augurar profundos cambios en el sector aéreo y en los diferentes modelos de negocio. La gravedad del impacto, incluso una vez controlado el problema sanitario, apuntan hacia una más que notable caída del tráfico de pasajeros. Y a su vez, múltiples efectos negativos tanto para el sector como para los usuarios y el resto de los actores involucrados.
Es previsible una considerable disminución de la oferta de rutas operadas, frecuencias disponibles y asientos disponibles. Y esta reducción, en muchos casos, no será recuperable durante mucho tiempo. O quizás nunca.
La recuperación
El trafico vacacional, incluso antes de que comencemos a recibir vacunas masivamente, se va a reactivar tímida y paulatinamente, como corresponde a nuestro legítimo deseo de recuperar fórmulas de ocio y descanso habituales antes de la COVID-19. A pesar de las dificultades económicas de la mayoría de las familias, las vacaciones y los viajes de placer son objeto de deseo generalizado. Así, cada cual es dueño de su libertad y está dispuesto a asumir la responsabilidad sobre los riesgos existentes durante las diferentes fases del añorado viaje, más allá de los diferentes niveles regulatorios que puedan exigir pruebas y evidencias de que nos encontramos libres de virus.
Pero la cosa cambia notablemente cuando se trata de un viaje profesional, aunque el pasajero sea la misma persona. Es evidente que ante un viaje de trabajo, los requisitos del viajero varían y la capacidad para aceptar los mencionados riesgos disminuye. Es fácil predecir que el pasajero va a demandar más certezas y exigirá mayores garantías que alimenten su confianza.
Es por lo tanto previsible que las empresas, que ya han expresado su deseo de recuperar los viajes de negocio, empiecen a admitir también la necesidad de realizar un determinado número de viajes. A lo mejor con menor frecuencia y menos participantes. Pero imprescindibles para el correcto desarrollo de su actividad.
Burbuja sanitaria
Con el escenario descrito, la apremiante necesidad de viajar, las escasas opciones disponibles y el peso de la responsabilidad que cada empresa asume ante el desafío que un viaje representa especialmente en estas circunstancias, se hace necesario revisar los criterios que hasta ahora eran utilizados dentro de las diversas políticas de viaje.
Durante un tiempo, aún por determinar, será necesario que las empresas exploren nuevas fórmulas de transporte que les permitan extender la burbuja sanitaria que ofrecen a sus trabajadores en oficinas, fábricas y resto de dependencias. Será necesario ofrecer idénticas condiciones también en el medio de transporte que les proporcionen para realizar las tareas asignadas.
Así, cuando se hable de transporte aéreo, será recomendable optar por soluciones a medida que no solo faciliten la conciliación y favorezcan la productividad perdida con la desaparición de muchas de las opciones existentes hasta ahora. Además, deben asegurar un espacio sanitario seguro más allá de los sistemas de renovación del aire de los aviones. El conjunto de pasajeros que ocupan un avión deberá estar totalmente bajo el control de la empresa. Solo limitando el acceso al espacio que los trabajadores de una empresa van a compartir durante el viaje, se puede estar seguro de la prevención ante el contagio que proporciona. En definitiva, ofrecer confianza a los viajeros, sus trabajadores.
Una nueva perspectiva
Así las cosas, no es descabellado pensar que, en los próximos meses las empresas no negociaran las tarifas aéreas centradas casi exclusivamente en el factor precio. Quizás tengan que ampliar su perspectiva y trabajar sobre opciones de viaje controladas. Soluciones de transporte con acceso exclusivo para sus empleados, bien sea cerrando las ventas de una determinada ruta operada por una línea regular o bien fletando su propia solución de transporte a medida.
Como ya se ha dicho, los viajes de negocio van a disminuir notablemente en frecuencia y en número de viajeros. Pero no necesariamente va a significar un descenso del gasto. Es previsible que los costes terminen siendo muy similares al que las empresas registraban antes al estar obligadas a ajustarse a nuevas fórmulas y contemplar prioridades que irremediablemente entran en juego en la actualidad.
Este ajuste estratégico es igualmente aplicable tanto a operadores aéreos e intermediarios, quienes deberán modificar igualmente su modelo de negocio y adaptarse a unas nuevas reglas donde el factor volumen pierde necesariamente protagonismo en favor de otros elementos con mayor peso para sus pasajeros de Business Travel.
La llegada de vacunas efectivas, sin duda, va a despejar muchas dudas para la industria turística en general. Pero pasará tiempo hasta que podamos sentirnos totalmente seguros y confiados de que nuestros compañeros de viaje están libres de virus y no suponen una amenaza de contagio, al menos frente a la responsabilidad de las empresas.
Gerardo Manzano
CEO
Europair